viernes, 1 de mayo de 2009

Por los secanos de Lleida

La semana pasada, tuve la oportunidad de ir por primera vez a los secanos de Lleida. Fuí con unos amigos, Isa y Salva, asíduos de aquella zona, y conocedores, a fuerza de patear y hacer kilómetros, de esos rincones que sólo se saben cuando los buscas con insistencia. La verdad es que fué un día inolvidable, tanto por las muchísimas especies que pude observar, cómo por las dificultades que nos surgieron allí.

Empezamos nuestra andadura a las 6:30 de la mañana, hora a la que habíamos quedado para salir desde Ripollet. La cosa no pintaba nada bien porque a medida que nos acercábamos a Lleida, el cielo era cada vez más negro (la predicción meteorológica para ese día era de lluvia por allí), y de vez en cuando veíamos algún que otro relámpago iluminando el cielo. Ya que habíamos madrugado, no nos íbamos a echar para atrás por eso... Llegamos a Lleida. Nos recibió un Alcaraván que había en un margen de la carretera. No podía empezar mejor la cosa. Más adelante, grandes grupos de garcillas y milanos se mezclaban en torno a un basurero. Ahí decidimos coger una pista de tierra y adentrarnos en los campos. Error ¡¡ Nada más avanzar unos 30 mts. por la pista, las ruedas del coche se hundieron en el barro. Y ahí nos quedamos durante unas horitas ... qué desespero. Ni para delante ni para atrás, el coche se quedó clavado, y fuera, lloviendo, naturalmente. Salva llamó a una grua, pero el operario dijo que allí no podría entrar el camión, así que se fué a buscar su 4 x 4 y después de muuuuchos intentos y de enganchar el coche por varios sitios, logró sacarlo del barrizal. Empapados y llenos de barro nos fuímos a tomar un café para entrar en calor. Por cierto, ni un bar abierto ¡¡¡ menos mal que nos dieron café en un Llar d'avis del pueblo (todavía queda gente amable...).







Ya pasadas las dificultades (también había dejado de llover), empredimos la marcha de nuevo. Primero fuímos a unos campos de cereal. Una mitad estaba con el trigo bastante crecido (ahí se oían codornices), y la otra mitad estaba arada, pero sin vegetación. Terreras, calandrias, cogujadas, trigueros ... una variada mezcla de trinos y cantos que llenaban todo de vida. ¿Quién me íba a decir a mí que aquellos campos desnudos albergaban tantas especies, y en tanta cantidad?. Las dificultades de primera hora habían quedado olvidadas viendo todo aquello. Entre medio de los surcos se distinguía algo más grande que los aláudidos... ¿un cernícalo? Sí ¡¡ pero no el común, si no el patirrojo ¡¡ A esto le llamo suerte ¡ Nunca había visto ninguno.




A media mañana, decidimos cambiar de zona. Ahora Isa y Salva me llevaban a otro sitio diferente a este. Tras recorrer algunos kilómetros, llegamos a una zona totalmente distinta a la que habíamos estado. Cultivos de cereal, pequeños pinares, oliveras y almendros se repartían por el terreno. Allí nos esperaban la Collalba rubia, Zorzal charlo, Abubilla, Alcaudón meridional, Carraca (hacía mucho que no veía una), y el primer Sisón. Cómo tantas, esta especie tampoco la había visto nunca. Me dejó impresionado, con ese porte erguido asomando entre la hierba. Que ave tan bonita ¡¡




Allí decidimos descansar un rato y comernos los bocatas. Tantas emociones en una mañana abren el apetito ¡. Cuando terminamos de comer, de nuevo abandonamos el sitio y nos dirigimos hacia otro de esos lugares que ellos conocen. Esta vez se trataba de dos lagunas, rodeadas por campos. Allí nos recibieron Gallinetas, Collalbas rubia y gris, Alcaudón común, Cigüeñuelas, Tarabilla norteña, Chova piquirroja... en fin, otro sitio más en el que se me caía la baba. Menudo día ¡¡.











Fué un día inolvidable, de esos que guardaré en la memoria mucho tiempo. Quiero dar las gracias a Isabel y Salva, por compartir conmigo "sus sitios" y su compañía. Da gusto campear con gente tan sana y comprometida con la naturaleza. Y dar las gracias de nuevo a Isabel por las fotos tan guapas que hizo, y que he puesto en este artículo. Ahora que sé la cantidad y variedad de especies que se mueven por allí, y la mezcla de distintos paisajes que adornan los alrededores de Lleida, no creo que ésta sea la última vez que visite aquello.

Me dejo muchas especies sin nombrar, pero es que tampoco quería hacer una lista sistemática de observaciones, simplemente contar esta salida por un sitio que me ha sorprendido, y mucho...

1 comentario:

Isabel dijo...

Nos alegramos mucho de que te gustaran las rutas que hicimos y que pudieras disfrutar de las aves típicas de los secanos. Se nos quedaron caminos por recorrer, lástima de la lluvia que hizo que los caminos fueran impracticables, no era cuestión de volver a llamar a la grúa ¿verdad? jajajaja
Nosotros también lo pasamos muy bien con tu compañía... si se tercia, ya sabes ¡¡repetimos!! y a ver si tenemos suerte con las gangas y las ortegas.
Besos, Isabel y Salva